jueves, 15 de marzo de 2007

Un empleado dice en el juicio Ardystil que había en la empresa una puerta de escape para huir de las inspecciones

Un empleado dice en el juicio Ardystil que había en la empresa una puerta de escape para huir de las inspecciones - 26/03/2003

Un trabajador de la empresa de aerografía textil Ardystil, Octavio Monllor, declaró ayer ante la sección tercera de la Audiencia Provincial de Alicante que juzga el caso Ardystil, que en la nave industrial había una "puerta de escape" --cuya salida daba a un patio-- para que los trabajadores no asegurados abandonaran el recinto por ahí en caso de que hubiese "una inspección de controladores" de Trabajo.
A lo largo de esta decimoséptima sesión del juicio oral, compareció como testigo otro de los trabajadores de Ardystil, Daniel Muñoz, quien afirmó que en una ocasión, ante una inspección de trabajo, le pidieron que "abandonara la empresa" al no estar dado de alta en la Seguridad Social. Asimismo, la empleada María del Carmen Montes dijo que la dueña de la fábrica --J.Ll.S-- le indicó en una ocasión que ante una inspección debía dar el nombre de otras de las compañeras que sí estaban aseguradas.
Los hechos juzgados ocurrieron entre los meses de febrero a noviembre de 1992, cuando un total de seis personas fallecieron por el uso de productos químicos combinados utilizados en la estampación textil de varias empresas de las localidades alicantinas de Alcoi, Cocentaina y Muro de Alcoi, sin los conocimientos para hacerlo y en unas condiciones de trabajo insalubres, según el escrito inicial del fiscal. Por estas condiciones, también resultaron afectadas otras 67 personas de neumonía, hiperreactividad bronquial, fibrosis pulmonar y bronquitis obliterante con neumonía organizada (BONO).
Durante la sesión de ayer, declararon siete empleados de Ardystil en total, quienes coincidieron en afirmar que "siempre" se generaba neblina al trabajar, que muchos compañeros sangraban por la nariz y que al principio no había mascarillas protectoras.
Asimismo, Carmen Porta --trabajadora de Ardystil de septiembre de 1990 a abril de 1992--, dijo que tras el fallecimiento de la primera trabajadora, Isabel Miró, fueron los empleados quienes se compraban mascarillas de papel que se "empapaban de pintura". Ante esta situación los empleados exigieron mascarillas de goma con filtro pero no trajeron "suficientes para todos", solamente "tres o cuatro" para un turno de 10 personas. indicó.
Otra de las trabajadoras de Ardystil, Rebeca Llata declaró ante el tribunal que "al principio no había mascarillas" aunque más adelante "trajeron unas de goma" que "nos turnábamos" e incluso, según explicó, usaban mascarillas de papel que la madre de las dos hermanas fallecidas --Soraya y Yovana González-- les hacía en casa.
Además, varios empleados coincidieron al afirmar que en esta fábrica de estampación textil no había extractores y que, al fallecer Isabel Miró, instalaron unos "de cocina que removían el aire y no lo expulsaban".
Por su parte, Gema Martínez, quien trabajó para J.Ll.S desde septiembre de 1990 a mayo del año 1992, acusó a la dueña de mentir a sus empleados tras la muerte de Isabel Miró, ya que, según dijo, "nos dijo que había muerto por un cáncer hereditario y que por los productos que usábamos no podía haber enfermado".
Los trabajadores de la aerografía Aeroman que también declararon durante esta sesión --Octavio Monllor, Daniel Muñoz y Juan José García-- coincidieron al explicar que en esta empresa "sí había mascarillas" de goma pero que "no había filtros" de recambio. Además, afirmaron que se formaba neblina al trabajar y que los compañeros sangraban por la nariz.
También declararon ante la presidenta de la sala, Virtudes López, empleados de la empresa de aerografía textil Aerotex. Alguno de estos trabajadores dijeron que "no había mascarillas de ningún tipo", mientras que otros afirmaron que había de papel. Todos estos operarios afirmaron que se formaba neblina al trabajar y que "no había extractores".
Una de las empleadas de Aerotex, Silvia Porta afirmó que en una ocasión, tras una visita de representantes sindicales de CCOO, "solicitamos a los empresarios las condiciones laborales que nos correspondían" como por ejemplo "un litro de leche por trabajar con productos químicos o mascarillas", por lo que al poco tiempo "empezaron a echar a la gente".
Tan sólo una de los once testigos que declararon durante la sesión de ayer, Begoña Llorens, afirmó que en la empresa Boncolor --en la que no se utilizaba el sistema de aerografiado para estampar telas--, les "obligaban" a beber un litro de leche diario.
Todos los testigos declararon haber sufrido el denominado síndrome Ardystil --afecciones pulmonares, sangrado por la nariz, pérdida de peso y problemas intestinales, entre otros-- por el que fueron tratados y por el que acuden a revisiones médicas anuales o semestrales.
Actualmente, alguno de ellos sufre secuelas como cefaleas crónicas, desarrollo de tumores o uso de inhaladores "de por vida". Ninguno recibió por parte de los empresarios cursos de formación sobre seguridad e higiene en el trabajo por el empleo de productos químicos en su trabajo. La vista oral continuará mañana con las declaraciones de las trabajadoras de Ardystil: Milagros Sansalvador y Belén Valls; los empleados de Aeroman: Roque Rosello y Jorge Valero, y los empleados de Aerotex: Concepción Ramos, Elisa Raso, Dolores Rus, Raquel Sancho, José María Talavan y Silvia María Valor. Asimismo, declarará el trabajador de Aerografía Textil Francisco Sanjuan.

Fuente de los datos: Europapress
http://www.prevencionintegral.com/

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